Una familia ticuleña está viviendo días de terror por los fenómenos inexplicables que están ocurriendo en su domicilio, ubicado en un barrio de la ciudad.
Los propios dueños de esa casa me contactaron, y aunque me autorizaron a publicar la investigación no quisieron que publicara sus nombres o datos que los identificaran, como la dirección de la casa, pues no desean que los curiosos acudan ahí.
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